martes, 3 de agosto de 2010

Prevenir el embarazo no deseado


Hace dos décadas, cuando estaba todavía en el colegio, cayó en mis manos un libro sobre cómo estudiar. Era curioso, porque estaba orientado no sólo a aprender lo que nos decían en clase, sino que lo planteaba todo de una forma integral. Además de las técnicas de estudio, el libro incluía todo lo necesario para estar a punto y triunfar en la vida. Deporte, dieta, control del dinero, cómo afrontar las relaciones y, por supuesto, la salud.
La verdad es que yo tuve suerte porque mis padres se ocuparon de que conociera desde siempre cómo son en realidad las relaciones sexuales y cuáles son las consecuencias, no sólo sobre la posibilidad de quedarme embarazada, sino de adquirir enfermedades de transmisión sexual.
Lo cierto es que, en mi época, no parece que fuera lo más normal. A veces, en algunos cursos, había plaga de embarazos.
Pues bien, en el capítulo de salud de este libro hay un apartado titulado "contra el embarazo no deseado". En otro se trataban las enfermedades venéreas. Me encantó uno de los consejos: "Si tu relación es lo suficientemente íntima para permitir el contacto sexual, lo será para entablar una conversación franca sobre las enfermedades venéreas". Y es verdad.
Sobre el embarazo no deseado, planteaba (hace ya dos décadas) que "hay más formas de evitar el embarazo en nuestro tiempo que en cualquier otra época". He de añadir que, además, han evolucionado bastante.
El libro sigue advirtiendo que esta variedad "puede provocar cierta confusión al elegir. Algunas personas evaden la responsabilidad del uso de anticonceptivos esperando que el embarazo no les sorprenda. El sesenta por ciento de las adolescentes sexualmente activas no usan anticonceptivos". Habría que actualizar este dato porque espero que en todos estos años, la cosa haya mejorado bastante. De todos modos, para eso estamos aquí.
Los métodos anticonceptivos que cita son: la píldora anticonceptiva, el dispositivo intrauterino, el diafragma, la esponja anticonceptiva. espumas, cremas, tabletas, supositorios y pastas,  los condones o preservativos. Cada uno de estos sistemas tiene un grado de efectividad, así que los iremos analizando uno por uno.
El autor cita métodos con eficacia dudosa o que necesitan un entrenamiento previo, como el método del ritmo. También cita el lavado vaginal y advierte que "aunque te hagas el lavado inmediatamente después de tener relaciones, los espermas son más rápidos que tú". Claro que viene genial para estar limpia y fresca. También desconfía de la "marcha atrás": "el acto de retirar el pene ante que ocurra la eyaculación es poco efectivo contra el embarazo. El esperma puede estar presente en el fluido de pre-eyaculación".
Finalmente, comenta la esterilización (tanto del hombre como de la mujer) y que implica cirugía, pero es irreversible en el caso de la mujer. De todos modos, hay avances al respecto. Ya los comentaremos. El autor concluye este apartado citando la abstinencia: optar por no tener relaciones sexuales. "Es el procedimiento más efectivo contra el embarazo. La relación sexual, piensan algunos, no es necesaria para una existencia feliz. Puede ser que en determinados momentos te sientas presionado a cambiar de parecer respecto a semejante alternativa. Recuerda: la abstinencia puede aportar garantías cuando se practica sin excepción".
A mí me encantó este consejo por cómo estaba planteado y por la pequeña nota de humor de la frase final. Me gustó el artículo en general porque sólo citaba hechos, sin tintes políticos, ideológicos, éticos o religiosos: el hecho de que los métodos anticonceptivos están ahí y que puedes elegir cómo y cuándo usarlos, sin estar ni a favor ni en contra de ninguno.
El libro es "Cómo llegar a Master en los estudios", publicado por David Ellis en la Editorial Marín, pero, lamentablemente, ya no está disponible (al menos, yo no lo he encontrado).

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